Fitorremediación como estrategia de conservación de suelos en ecosistemas andinos y altoandinos amenazados por contaminación de metales pesados.
Colombia tiene importantes reservas de minerales y metales que han convertido la explotación minera en sustento de la población rural (SIMCO, 2008). Estas zonas de explotación ubicadas dentro de los ecosistemas andinos y alto andinos (páramos) que sirven de hábitat a un gran número de especies únicas, su configuración geológica las hacen fuente y reserva de agua de excelente calidad prestando importantes servicios ecosistémicos, y se constituyen en una reserva ideal para la fauna y flora.
En un diagnóstico preliminar realizado en el municipio de Guachetá (Cundinamarca), se encontraron niveles elevados de plomo, cadmio y mercurio en suelos aledaños a minas de extracción de carbón. Este proceso artesanal podría ser fuente de contaminación en suelos, agua y biota (Díaz y Sierra, 2016).
El panorama anterior, demuestra la urgente necesidad de proponer metodologías apropiadas para la conservación de suelos en estas áreas mineras, tales como la biorremediación, proceso que aprovecha los metabolitos de microorganismos, hongos y plantas para restaurar recursos naturales degradados (Raskin, 2000). Este tipo de tecnologías tiene como fin disminuir o retardar el efecto contaminante de algunos metales pesados involucrados en los procesos de extracción minera, siendo las plantas la mejor opción en la zona de estudio, que se caracteriza por sus remanentes de cobertura vegetal de tipo herbáceo y arbustivo, que pertenecen a familias como las Fabaceae y Asterácea con un potencial fitorremediador comprobado por investigadores de otros países (Ghosh & Singh, 2005), (Stanislaw, Gawronski, Gawronska, 2007), (Sarma, 2011).
En el presente estudio, se plantea emplear la capacidad de fitorremediación de dos especies de las familias Fabaceae y Asterácea, nativas de ecosistemas andinos y alto andinos (páramos) cundiboyacenses como estrategia de conservación de suelos amenazados por contaminación de metales pesados, que pueda contribuir además a la recuperación de la biota local y una mejor calidad de vida de la población aledaña. Las especies fueron seleccionadas teniendo en cuenta entre otros factores: su adaptación al clima del lugar de estudio, su potencial fitorremediador de los metales de interés, su aporte a la sostenibilidad ambiental, carácter agronómico, la facilidad de manejo y la agrodiversidad de la zona proponiendo así una metodología clara para la biorremediación de metales pesados en uno de los ecosistemas donde más comúnmente se encuentran este tipo de explotaciones.
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