La enfermedad de Chagas, un problema de salud pública en Colombia
La importancia epidemiológica que se ha dado a la Enfermedad de Chagas en los diferentes países del Continente es variable, pues depende del interés desarrollado por parte de los investigadores, así como por los gobiernos. Mientras en unos los estudios están muy adelantados, en otros apenas se han iniciado y aún se discute el papel nosológico de esta parasitosis. Situación tan diversa a dado lugar a que investigadores de renombre como C. Romaña hayan propuesto clasificarlos en tres grupos de acuerdo con el conocimiento que se tiene de su epidemiología.
El primer grupo comprende a Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Venezuela, países donde el conocimiento de las especies domésticas transmisoras de la enfermedad es ya completo, la distribución geográfica de los triatómideos es bien conocida y está demostrada por encuestas epidemiológicas e investigaciones clínicas la verdadera importancia de la enfermedad. El segundo grupo comprende a Perú, Ecuador, Guatemala y Panamá, países en los cuales ya se han realizado sondeos sistemáticos para apreciar, en forma muy limitada, la importancia del problema sanitario. El tercer grupo comprende a México, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Las Guayanas, Bolivia, Paraguay y Colombia, donde no se ha demostrado aún la real importancia de la enfermedad.
Los adelantos de la medicina moderna tienden en buena proporción a lograr una buena comprensión de los fenómenos fisiopatológicos de las enfermedades, así como a obtener su curación con el mínimo de secuelas. El ideal obviamente está en la prevención de las mismas. Nada más deseable, en tratándose de la Enfermedad de Chagas, que lograr evitarla ya que una vez establecida sigue en una buena proporción de casos un curso inexorable sin cue exista medicamento alguno capaz de detenerla.
El hombre es básicamente el responsable del estado actual endémico de la infección por Trypanosoma cruzi. La vivienda, de precaria o inadecuada construcción, asociada a la ignorancia de los pobladores rurales o suburbanos son los principales factores del desarrollo de los triatomídeos de hábitos domiciliarios. A esto se suma la pobreza o indigencia de muchos habitantes de las zonas rurales del Continente como agravante de indiscutida importancia. El desarrollo de un programa de profilaxis racional para esta enfermedad, debe ser cuidadoso al extremo para fomentar, hasta donde los recursos de cada país lo permiten, la renovación de las viviendas inadecuadas, estimulando el esfuerzo de los individuos y de las colectividades mediante programas educativos que tiendan a mejorar sus hábitos higiénicos y, en especial, su modo de vida. Esto sólo podrá ser llevado a cabo mediante programas de salud integrados, sistemáticos y progresivos, cuyo desenvolvimiento esté ligado a factores económicos, sociales y culturales, variables en los distintos países y regiones.
No se conoce en forma precisa la extensión de la infección por Trypanosoma cruzi en la población rural de Latinoamérica, por no haberse realizado encuestas sistemáticas en todas las zonas, endémicas que permitan disponer de información a escala continental. En páginas precedentes hemos referido la población de enfermos chagásicos que habitan países como Argentina, Brasil y Venezuela, los cuales superan la cifra de 500.000 en cada uno de ellos.
Pretendemos al presentar este estudio llamar definitivamente la atención de las autoridades médicas sanitarias sobre el grave problema que puede estar representando para la Salud Pública del país la Enfermedad de Chagas. Tal vez preocupados por el problema que representan ciertas enfermedades como la tuberculosis y la desnutrición en nuestro medio, las autoridades sanitarias nacionales y regionales, no han puesto atención a la morbimortalidad que esta parasitosis puede estar causando en la población rural colombiana. Ya algunos investigadores han llamado la atención sobre este problema de Salud Pública basados en observaciones realizadas en diferentes áreas del territorio Nacional, pero en cada oportunidad siempre existe una razón más poderosa, más urgente de salud que afrontar. Se ha pretendido restarle importancia a esta parasitosis en nuestro medio, aduciendo razones tan banales como es la escasa frecuencia con cale se encuentran corazones parasitados y desconociendo la inmensa población de triatomídeos naturalmente infectados con Trypanosoma cruzi y las extensas áreas en donde encuestas epidemiológicas han demostrado, mediante fijación del complemento y xenodiagnóstico, la infección humana. Tal vez las siguientes consideraciones permitan comprender y valorar realmente la verdadera situación:
a) En 114 localidades diferentes del país se han encontrado triatomídeos.
b) En 78 de estas localidades se ha demostrado su infección por el Trypanosoma cruzi.
c) De acuerdo con los conocimientos que se tienen en nuestro país sobre la ecología del vector, éste vive en regiones comprendidas entre 0 y 2.100 mts de altura sobre el nivel del mar, lo que corresponde aproximadamente al 90% del territorio Nacional. Con una población más o menos de 14.000.000 millones, según datos suministrados por el Instituto Geográfico Nacional.
d) Basados en los 20.157 estudios serológicos realizados en diferentes zonas del país con una positividad del 8,8%, podemos deducir que posiblemente más de 1.000.000 de individuos pueden estar infectados.
e) Si cuidadosas encuestas epidemiológicas y estudios clínicos en áreas endémicas de Brasil, Argentina y Venezuela han demostrado que un 10% de la población de esas zonas padece de cardiopatía chagásica, calculamos, teniendo en cuenta la posible población infectada en nuestro medio, en 100.000 los habitantes con compromiso cardíaco de origen tripanosomiásico.
f) Sabemos que la parasitosis no compromete, al menos en forma grave, a todos los individuos infectados. Valls en Chile, por ejemplo, sólo ha encontrado un 10% de trastornos electrocardiográficos en los chagásicos por él estudiados. Esta proporción asciende el 50% en el Brasil, a 86,9% en la Argentina y a 94,8% en Colombia. De acuerdo con nuestro estudio este alarmante porcentaje deja claramente establecido que en el país la cardiopatía de origen chagásico reviste mucha mayor gravedad que en otras partes del Continente.
Las anteriores consideraciones nos conducen a hacer las siguientes recomendaciones, que llevadas a escala Nacional permitirán apreciar, en un período que es difícil de determinar, la verdadera situación de esta parasitosis en el país:
1. Continuar las investigaciones sobre:
a) infección por T. cruzi en los invertebrados
b) censo de las localidades donde habitan los vectores. Censo de viviendas habitadas por triatomideos
c) animales reservorios silvestres y domésticos
d) ecología de los vectores (generaciones al año, horas de actividad, lugares de reposo, abundancia mensual, radio de vuelo, domesticidad, preferencias alimenticias, etc)
e) determinación de las áreas endémicas mediante encuestas serológicas
f) poder patógeno del T. cruzi para el hombre. Severidad clínica e importancia médico-social de la infección
g) estandarización de métodos serológicos para el diagnóstico de la enfermedad
h) incidencia de compromiso miocárdico en zonas endémicas. Determinación de su gravedad
i) frecuencia de visceromegalias en zonas endémicas
j) importancia de la transmisión por trasfusión de sangre (mediante encuestas serológicas en los diferentes bancos de sangre del país)
k) prevalencia de infección por T. cruzi en personas residentes en áreas infestadas por triatomídeos
2. Iniciar los estudios sobre:
a) importancia de la trasmisión placentaria o por lactancia
b) morbilidad y mortalidad según la edad, el sexo, la ocupación, el medio rural o urbano y la situación económica
c) influencia de enfermedades concomitantes
d) inmunología
e) tratamiento
f) control del vector. Eficacia de los insecticidas
g) otras formas clínicas de la enfermedad, especialmente las nerviosas crónicas
h) posible entrenamiento de personal médico en el conocimiento de la enfermedad con amplia base epidemiológica, clínica, parasitológica, patológica y de laboratorio, especialmente en zonas endémicas
i) correcta evaluación sobre parasitación por T. rangeli, que representa una parasitosis de interferencia, carente de patogenicidad
j) prevalencia de miocardiopatía chagásica sobre el material de autopsias
Tomado del capítulo VI: Comentarios y Consideraciones Finales. Recomendaciones, del trabajo postulado a la convocatoria.
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