
De una bomba inflada en una primera comunión a un reloj invisible que regula el cerebro.
En su comedor había un laboratorio. En su nevera, un almacén de cerebros. Y en su cabeza, una idea que cambiaría la neurocirugía mundial.
Este es Salomón Hakim, el médico que descubrió una nueva enfermedad cerebral… inflando bombas de fiesta. Un científico que pensaba como relojero y soñaba como músico.
Una historia de ciencia, precisión y legado que sigue latiendo —literalmente— dentro de millones de cabezas humanas.
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